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El colapso traqueal es una afección respiratoria que debe manejarse de la mejor manera posible para evitar que ponga en riesgo la vida de los pacientes, y una parte importante para cumplir ese objetivo es detectarla oportunamente para prevenir complicaciones severas.
Es una patología que se da comúnmente en razas pequeñas, es progresiva y afecta a la tráquea, causando un colapso que puede ser parcial o completo. La tráquea se compone de unos anillos cartilaginosos que le dan estructura y soporte. En los perros que cursan con colapso traqueal, estos anillos se encuentran debilitados y pierden su rigidez, lo que conlleva a una obstrucción respiratoria. Algunos autores describen que esta debilidad en el cartílago traqueal (traqueomalacia) se da como consecuencia de una reducción de glicosaminoglicanos y sulfato de condroitina; existen factores que pueden actuar como complicantes o desencadenantes como la obesidad, cardiomegalia, infecciones respiratorias o incluso inhalación de agentes irritantes como el humo del tabaco.
Dentro de los signos clínicos que podemos apreciar frente a un colapso traqueal, podemos encontrar que comprenden una variedad desde situaciones leves hasta graves, y debemos tener presente que tienden a agravarse aún más con el tiempo. En esta variedad encontramos comúnmente:
Es más común que los signos clínicos aparezcan en pacientes adultos o geriátricos, aunque podemos observarlos también en pacientes jóvenes, sobre todo en aquellos que persisten con una malformación traqueal.
Es para tener en cuenta el hecho de que existen ciertas razas que tienen una mayor predisposición a padecer colapso traqueal, siendo común en razas pequeñas como: Pomerania, Chihuahua, Caniche Toy, Pug, Yorkshire Terrier y las cruzas de estas razas.
¿Cómo diagnosticamos un colapso traqueal?
Dentro de nuestro proceso diagnóstico, además de pruebas complementarias y de rutina para evaluar el estado general del paciente como química sanguínea, biometría hemática, examen físico de orina y demás estudios que consideremos pertinentes de acuerdo con la edad y condiciones especificas de cada uno de nuestros pacientes, deberemos tener en cuenta que las pruebas de imagenología serán nuestra principal ayuda diagnóstica en esta ocasión.
Podemos diagnosticar el colapso traqueal mediante placas radiográficas en las que es posible observar un estrechamiento traqueal característico. Siempre deberemos tener en cuenta que se deberán tener tomas radiográficas en inspiración y en expiración forzosamente para un diagnóstico preciso, ya que la tráquea extratorácica se colapsa en inspiración y la tráquea intratorácica en expiración, por lo que es indispensable tener en radiografía todo el proceso dinámico respiratorio y no descartar erróneamente un colapso traqueal.
Imagen obtenida de panacea veterinaria.
También contamos con la fluoroscopia respiratoria como herramienta diagnóstica que nos permite visualizar la tráquea durante una respiración y bajo presión intratorácica normal (no afectada por la anestesia) y permitirá también evaluar la tráquea en episodios provocados de tos. Este método nos ayuda cuando la radiografía no es decisiva y nos permite evaluar la severidad y extensión del colapso.
Imagen fluoroscopia de colapso traqueal.
Por su parte, la endoscopía respiratoria o traqueoscopía es una prueba complementaria en la cual podemos evaluar no solo la tráquea y presencia de colapso traqueal, si no también las vías altas, bronquios y vías bajas, así como tener la posibilidad de obtener muestras para descartar inflamación o infección concomitante.
Por último, debemos conocer que dependiendo del estrechamiento de la tráquea, podemos reconocer 4 grados de la enfermedad y dependiendo de eso podremos ya pensar en un tratamiento o solución de lo cual hablaremos en un próximo blog.
Grados de severidad de colapso traqueal. Imagen obtenida de panacea veterinaria.
Conclusiones
Afortunadamente, en la actualidad contamos con más de una herramienta diagnóstica de amplia accesibilidad que nos permite diagnósticos tempranos y oportuno. Como mencionamos en un inicio, el tiempo en que hagamos la valoración y proceso diagnóstico de esta patología puede derivar directamente en la calidad de vida de nuestros pacientes.